Las jovencitas mormonas de doce a diecisiete años de edad tienen un programa especial llamado El Progreso Personal. Es similar a un programa de escultismo y enseña a las jóvenes a prepararse para la vida en cualquier forma que la sociedad requiere, sin dejar de lado su feminidad y su lugar como una hija de Dios. Ellas aprenden que pueden obtener una buena educación y prepararse para una carrera, pero todavía planifican convertirse en esposas y madres tradicionales, cuyas educaciones las preparan para mantener a una familia si deben hacerlo, o para que puedan compartir sus conocimientos con sus hijos. Pueden vivir en un mundo que celebra la inmoralidad, pero aferrarse a la virtud como un principio rector, con el apoyo de otras jóvenes y mujeres que comparten sus valores. Las jóvenes mormonas no están ocultas en una comunidad protegida, sino que son parte de su mundo, pero en sus propios términos.

Este año, se le ha dado una nueva apariencia al programa para las Mujeres Jóvenes. El nuevo libro que las guía es de color rosa, para recordarles celebrar su feminidad y para ayudarlas a mantenerse en sus funciones sagradas como hijas de Dios.

“Estamos muy entusiasmadas con el color rosa, porque creemos que estas mujeres jóvenes son como una rosa. Reflejan la suavidad y la feminidad de ese color. Queremos que comprendan que son suaves, que son únicas, que son femeninas y que no tienen que ser como los chicos”, explicó Elaine Dalton, quien encabeza el programa de Mujeres Jóvenes para toda la Iglesia (Weaver, Sarah Jane.  “Noticias de la Iglesia SUD – Fomentando el crecimiento espiritual entre las mujeres jóvenes Santos de los Últimos Días”. Noticias de la Iglesia SUD – Sitio web de Noticias autorizado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. N.p., n.d, Web. 4 de enero 2010.

http: / / www.ldschurchnews.com/articles/58379/Fostering-spiritual-growth-among-Latter-day-Saint-young-women.html.

Las jovencitas trabajan durante sus años de adolescente en una serie de valores que la Iglesia desea que ellas vivan y logren durante toda su vida. Estos valores son fe, naturaleza divina, valor individual, conocimiento, elección y responsabilidad, buenas obras, integridad y virtud. La virtud se añadió el año pasado, en respuesta a la creciente falta de respeto a la moral en nuestro mundo.

Las jóvenes desarrollan liderazgo al completar varios proyectos de diez horas, los cuales planifican y llevan a cabo. Pueden invitar a otros a unirse a ellas, pero ellas están a cargo de realizarlos. También ayudan a otras chicas con sus propios proyectos. A través de este programa ellas aprenden a servir a los demás, a dirigir, y seguir a las líderes responsables. Las líderes adultas del programa, los padres y otros asesores las guían y supervisan su progreso, pero las jóvenes son especialmente responsables de darse ánimos a sí mismas, decidir la forma de completar el programa, y asegurarse de que establezcan y cumplan sus metas. Esto les ayuda a aprender a ser adultas responsables que continuarán el progreso en toda su vida. Las prepara para la universidad, para una carrera, así como para ser madres.

Debido a que el programa está abierto ahora a las mujeres de todas las edades, las jóvenes pueden trabajar en el programa con sus madres, incluso aprobar y firmar una los logros de la otra. Esto permite a las jóvenes el desarrollar una relación más estrecha con sus madres y sentir su influencia, mientras ven cómo sus madres se esfuerzan por mejorar.

Las adolescentes se dividen en tres clases. Las jovencitas de doce y trece años de edad se conocen como Abejitas. El símbolo de su clase es ahora una colmena, que representa la armonía, la cooperación y el trabajo duro, todas las habilidades que necesitan para desarrollar a medida que avanzan hacia una vida más adulta. Las jóvenes de catorce y quince años de edad son conocidas como Damitas. En el pasado, el programa para todos los adolescentes era conocido como AMM, que significaba Asociación de Mejoramiento Mutuo. Hoy en día, es generalmente conocido como Mutual. El símbolo de esta clase es la rosa, que representan el amor, la pureza y la fe. Las jóvenes mayores son llamadas Laureles. Una corona de laureles representa a esta clase que simboliza el honor y el cumplimiento.

Las jóvenes ganan cintas por cada valor que completan, las que se pueden utilizar como marcadores de sus escrituras. También reciben un certificado cada vez que avanzan a una nueva clase.

A lo largo del programa, las jóvenes mantienen un diario que se les da. Allí registran lo que están aprendiendo y cómo afecta su testimonio y crecimiento personal.

Las jóvenes trabajan en las metas del programa durante sus años de adolescente. Si completa el programa oportunamente, pueden servir como asesoras de otras jóvenes. Al ayudar a las demás, leer las escrituras de nuevo, y hacer servicio adicional para los demás, pueden ganar un premio llamado la Abeja de Honor.

Cuando se haya completado el programa, las jóvenes reciben una medalla que tiene los símbolos de clase y el templo en ella. La rosa del programa de Damitas tiene un rubí en el centro, tomado de Proverbios 31:10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su valor sobrepasa grandemente al de las piedras preciosas.)

Todo el programa se centra alrededor del templo. Los mormones adultos pueden recibir permiso para entrar a los templos y los años de adolescencia son importantes para la preparación de esa experiencia. El templo es un símbolo apropiado para el programa de la juventud, porque sólo pueden entrar los adultos dignos. (Los adolescentes pueden entrar sólo a sectores limitados del edificio después de cumplir los catorce años.) Los requisitos para entrar en el templo son los que aprenden en su programa de jóvenes. Tienen que vivir una vida moral y virtuosa para calificar, defendiendo las normas de pureza, modestia, honestidad, servicio y obediencia a los mandamientos de Dios.

Las líderes recuerdan a las jóvenes que el programa no es una parte aislada de su vida, es su vida. Las asignaciones para el programa abarca los temas comunes de la vida diaria: la escuela, la socialización, el trabajo en la iglesia, la vida familiar y el vivir el evangelio. Cuando se sientan a trabajar en el programa, rápidamente se darán cuenta de que ya están haciendo muchas de las cosas requeridas. Las metas que se fijan no están separadas de sus vidas. Ellas trabajan para mejorar sus hábitos de estudio, por ejemplo, o investigar las posibilidades de carrera. Ellas aprenden a cocinar, a manejar el dinero y hacer otras tareas que necesitarán como adultas. Ellas leen buena literatura y seleccionan buena música. El programa sirve como una guía para reunir todas las piezas de la vida de una adolescente e incorporarlas a una vida centrada en Cristo, como la vida que las acerca más al Salvador y les ayuda a vivir como Él les enseñó a vivir.

El programa también les ayuda a seleccionar y seguir los modelos de roles de calidad. En lugar de modelar sus vidas siguiendo a su estrella de cine favorita, ellas trabajan estrechamente con las mujeres adultas, inclusive con sus madres, que viven una vida exitosa y moral. A medida que conozcan a estas mujeres como personas reales, y que vislumbren en sus vidas y puntos de vista, ellas pueden empezar a decidir qué tipo de adultas quieren llegar ser, y empezar a hacer los cambios y a desarrollar las habilidades necesarias para hacerlo.

El programa de las Mujeres Jóvenes sirve como una guía para la vida, y la renovación no es un cambio sustancial en su contenido, sino simplemente una modernización y cambio de enfoque, para asegurarnos que las chicas comprendan el objetivo final de llegar a ser más como el Salvador.

            

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